Biomasa
Es el aprovechamiento de la materia orgánica como fuente de energía para la producción de calor y/o electricidad.
En la obtención de energía térmica para la producción de ACS, calefacción, climatización de piscinas, procesos industriales, etc.
Se puede emplear tanto con viviendas unifamiliares como edificios residenciales, administrativos, hospitales, centros polideportivos, piscinas y la industria en general.
¿qué hacemos con Biomasa?
Los principales formatos en los que se pueden adquirir son pellets, astilla, leña, briquetas y carbón. Existen numerosos productores y comercializadores y distribuidores de biomasa en prácticamente cualquier punto de España.
Permite el ahorro en energía de hasta un 50% frente a otros sistemas convencionales de combustibles fósiles y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La biomasa es un elemento combustible que se obtiene de la materia orgánica de los residuos forestales, de la madera o de los desechos de la agricultura y que se emplea para producir calor. Es la energía renovable más antigua pues aquí se incluye la madera y los derivados de esta que nuestros ancestros empleaban cuando descubrieron el fuego.
TIPOS DE COMBUSTIBLES OBTENIDOS DE LA BIOMASA
Como citamos en el párrafo anterior, existen diferentes combustibles derivados de la biomasa, entre los que citaremos los más importantes:
La madera, más comúnmente conocida como “leña”, se puede considerar el combustible más antiguo derivado de la biomasa y aún hoy en día está muy extendido su uso en calefacción de pequeñas viviendas del ámbito rural. Las nuevas tecnologías aplicadas (gasificación) a las calderas de leña, que multiplican el rendimiento de las antiguas calderas convencionales, además de un coste de combustible relativamente bajo y abundante en nuestra comunidad, hacen de este sistema una posibilidad real para su uso en sistemas de calefacción para pequeñas viviendas unifamiliares. El poder calorífico de la leña oscila entre las 3.000 Kcal/kg a las 4.000 Kcal/Kg (dependiendo mucho este valor del grado de humedad de la madera).
El combustible más empleado derivado de la biomasa es el denominado “pellet”, que es un tipo de combustible granulado hecho a base del serrín obtenido de los desperdicios de podas, aserraderos o tala de árboles y de restos vegetales. En la elaboración del pellet no es necesaria la aportación de pegamentos y colas pues la propia lignina del compuesto orgánico hace la función de aglomerante. El poder calorífico del pellet depende en gran medida de la calidad de este y como término medio podríamos considerar que cada Kg de pellet aporta entre 4.200 y 4.500 Kcal de energía, que equivale al calor generado por 0,5 litros de gasóleo. Las briquetas serían un combustible similar al pellet pero de mayor tamaño y que se emplean en estufas.
Otro tipo de combustible derivado de la biomasa es la astilla, que consiste en restos triturados de madera y sus derivados que han pasado un mínimo proceso de secado previo a su combustión. El poder calorífico de la astilla depende sobre todo de su grado de humedad, pero puede llegar a valores de 4.500 Kcal/kg si este grado de humedad es bajo.
Existen otros combustibles derivados de la biomasa que se emplean en menor medida que los anteriores y sobre todo están condicionados a zonas geográficas concretas donde abunda dicho combustible (pepita de aceituna, cáscaras de frutos secos, etc.).
La energía obtenida de la biomasa en forma de calor se puede considerar la menos contaminante junto con la energía solar térmica.
SISTEMAS DE COMBUSTIÓN DE LA BIOMASA
Dependiendo del tipo de combustible de biomasa empleado y el uso al cual se destina, existen también diferentes sistemas que lo queman y transforman en calor, bien para sistemas de calefacción y producción de ACS domésticos como para grandes instalaciones industriales donde se pueden llegar a emplear para la producción eléctrica mediante cogeneración.
ESTUFAS DE LEÑA, PELLET Y BRIQUETAS
Las estufas de leña o pellet consisten en hogares en cuyo interior se quema el combustible para producir calor. En el caso de las estufas de pellet, llevan incorporada una pequeña tolva camuflada entre la estructura y sirve para almacenar una cantidad determinada de este combustible, que en función del diseño y tamaño puede disponer de mayor o menor autonomía.
En el caso de las estufas de pellet, también nos encontramos que la mayoría disponen de sistemas de encendido y control electrónicos, incluso programables mediante mando a distancia y que facilitan al cliente el manejo y programación de la misma.
Existen principalmente tres tipos de estufas:
· Estufas de aire. Son aquellas que desprenden el calor de la combustión directamente al ambiente donde se encuentran instaladas. Se suelen ubicar en estancias de gran superficie como pueden ser salones y comedores.
· Estufas de aire canalizable. Las estufas de aire canalizable son una variante de las anteriores con la diferencia de que a estas últimas se le pueden acoplar conductos de aire que canalizarían el calor a otras estancias diferentes de la vivienda, sin necesidad de ventiladores.
· Estufas de agua. Las estufas de agua son físicamente similares a las de aire y la diferencia estriba en que en las de agua podemos conectar un circuito de calefacción cerrado, mediante radiadores o incluso suelo radiante.
La desventaja de las estufas frente a calderas es que la autonomía se reduce considerablemente y obliga a cargas continuas de combustible (pellet, leña o briquetas) que en determinados casos puede llegar a ser una importante incomodidad dependiendo de la facilidad de traslado del combustible hasta donde se encuentre la estufa.
Las estufas pueden considerarse también como un elemento decorativo, además de la generación de calor y existen en el mercado numerosos modelos de gran calidad de diseño, con diferentes formas y colores.
CALDERAS DE BIOMASA
Las calderas de biomasa son aquellas que emplean como combustible lo que su propio nombre indica. Normalmente se conoce a las calderas de pellet como calderas de biomasa por ser el combustible más extendido y conocido en nuestro país actualmente, aunque también se deberían incluir aquí las calderas que queman pepitas de aceitunas, cáscaras de frutos secos, madera, etc. En este apartado sólo nos detendremos en las calderas de biomasa que queman pellet como combustible.
Las calderas de pellet (algunas pueden quemar también pepitas de aceitunas) son físicamente muy similares a las calderas convencionales de gasóleo y constan principalmente de: un hogar por donde circula el agua que vamos a calentar para el sistema de calefacción (u otras aplicaciones); un quemador de pellet; una chimenea y el sistema de regulación de la misma.
El pellet dispone de la mitad del poder calorífico que el gasóleo, y en la mayoría de casos se hace imprescindible disponer de un silo de almacenaje para garantizar un suministro de combustible a la caldera. Para hacernos una idea, citaremos un ejemplo:
Si en una instalación de una vivienda disponemos de un tanque de gasóleo de 1.000 litros, para poder disponer de la misma reserva en pellet, precisaríamos un silo de 2.000 Kg. Aunque existen calderas con pequeños silos incorporados (de hasta 400 Kg de capacidad) y de carga manual, generalmente se ha de disponer de un silo de almacenaje.
Residuos leñosos procedentes de la limpieza de los montes, residuos retirados de los cultivos o bien cultivos realizados expresamente para su aprovechamiento con fines energéticos, son solo algunos de los posibles combustibles utilizados en la generación de energía a partir de la biomasa.
En el ámbito doméstico, ISEMPA ha introducido en Galicia una amplia gama de estufas de leña y pellets, que ha sido recientemente ampliada con la comercialización de las calderas de biomasa.
Utilizando como combustible pellets o residuos leñosos, estas calderas suponen un importante ahorro dado el menor precio del combustible utilizado frente al progresivo encarecimiento experimentado por los combustibles de calefacción tradicionales como el gasóleo C o el gas natural.
El elevado poder calorífico del pellet junto la a nula emisión neta de gases contaminantes durante su proceso de combustión hace de esta opción energética una interesante alternativa.
Mediante un proceso de carga de combustible completamente automatizado, completos sistemas de regulación y elevados grados de rendimiento obtenidos en el proceso de combustión de hasta un 93%, las calderas de biomasa permiten lograr un óptimo grado de confort y rendimiento energético en su utilización.
Con potencias de 20, 30, 40 y 50 kw, posibilidad de emplear como combustible madera, pellet o material residual picado, la utilización de estas calderas se muestra como la mejor opción en aplicaciones tales como aserraderos o secaderos de madera donde a la elevada demanda de energía térmica requerida en el proceso de secado de la madera se une la disponibilidad permanente de combustible de bajo coste, permitiendo a la vez la eliminación de residuos que de otro modo requerirían de un espacio para su almacenamiento o tratamiento y los consiguientes costes derivados.
¿Qué son los pellets?
Los pellets son óvulos de serrín prensados con un contenido de humedad inferior al 8% y un poder calorífico alrededor de 4.000 – 4.500 Kcal/Kg. Su forma permite que las estufas y calderas que los utilizan puedan autoalimentarse funcionando de forma autónoma durante horas.